miércoles, 25 de junio de 2014

YASUKE, EL SAMURÁI NEGRO
LA HISTORIA DE UN ESCLAVO AFRICANO EN MEDIO DE LA GUERRA JAPONESA





En Japón del siglo XVI, un esclavo mozambiqueño llevado por jesuitas italianos a la tierra del sol naciente sorprendía por su imponente físico. Tanto que el comandante militar Oda Nobunaga lo enlistó en sus filas y, según cuentan, lo convirtió en el primer samurái negro. Sí, el verdadero Afro Samurái existió. Aquí te contamos su historia.

Era 1579 cuando el misionero jesuita Alessandro Valignano llegó a Japón, un país que de a pocos empezaba a tener contacto con Occidente. Pero no llegó solo, junto a él llegó un esclavo procedente de Mozambique —aunque unos cuantos digan que pudo provenir del Congo— que por su color y contextura causó desconcierto entre los japoneses. Se hablaba mucho de este hombre oscuro, fuerte y de 1.88 m, casi un gigante para la estatura promedio de los japoneses, tanto que el rumor llegó a oídos de Oda Nobunaga, un importante comandante nipón.

Por entonces se vivía el fin del Período Sengoku, una época de mucha violencia para Japón. Nobunaga, quien había conquistado buena parte del país, fue uno de los gestores de los 250 años de paz que vendrían después. Era conocida su obsesión por Occidente. Incluso hay fuentes que aseguran que se convirtió al cristianismo. Tal vez sea por ello que este esclavo, a quien se le conocía como Yasuke, le llamó tanto la atención.

Dos años después de su llegada, Valignano llevó a Yasuke a Kioto y fue allí que Nobunaga ordenó que lo llevaran ante él para conocerlo. Se dice que hizo que se desvistiera para asegurarse de que su color de piel no se debiera a algún tipo de pintura negra. Nobunaga estaba impresionado y se aseguró de que Yasuke quedara bajo su cuidado. Le sorprendía su japonés masticado y su fuerza, que decían era como la de diez hombres. Fue así que este esclavo mozambiqueño se convirtió en su guardaespaldas y, luego, en samurái.

Pero no pasó mucho tiempo para que ambos se separaran. Un año después del nombramiento de Yasuke, uno de sus generales lo traicionó y cercó a Nobunaga y su gente en el templo de Honno-Ji. Las paredes ardían en llamas y Nobunaga, rendido, se hizo harakiri. Yasuke, solo, también se rindió y el ejército rival lo dejó ir sano y salvo a buscar el resguardo de los jesuitas en Kioto. Desde entonces no hubo más registro de su andar.



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